15 de mayo de 2010

HITCHCOCK Y SUS RECURSOS CREATIVOS.

Se dice con frecuencia que más que dirigir películas, Hitchcock, dirigía a los propios espectadores. Decía que el público era un gigantesco instrumento que el cineasta podía tocar a su antojo. Daba una gran importancia al subconsciente de los espectadores y al empleo de efectos subliminales.




Para ello, el genio creativo de Hitchcock se expresa a través de una serie de efectos visuales o auditivos, de trucos sorprendentes destinados a hacer que el público quede sobrecogido o se ría nerviosamente. Fue un creador de efectos, criticados furiosamente por sus críticos porque le acusaban, aunque fuera exagerada la apreciación, de dedicar más tiempo, esfuerzo, medios y dinero a sus efectos que a la película. De hecho, en los años cuarenta, hubo muchos críticos que se quejaron de que recurría tanto a los trucos para ocultar su falta de inspiración.



Empleó medios no utilizados hasta su tiempo, o de manera tan creativa que se pueden considerar a casi todas sus películas como experimentales. Utilizaba la relación tiempo real-tiempo fílmico como en una única secuencia en La soga, o el único espacio en Náufragos, o la fotografía trucada, los decorados extraños (Salvador Dalí le diseñó los decorados para la secuencia del sueño de Recuerda), los montajes sorprendentes de imagen y sonido, las fantasías elaboradas a partir de trucos ópticos, de la multiplicación de lentes, la superposición de imágenes como la de Psicosis, cuando mezcla la cara de Anthony Perkins con la calavera de su madre, en un alarde de subliminalidad, o la utilización pionera de máquinas y artilugios e incluso algunas aves asesinas mecánicas para su película Los pájaros.



Mediante otro tipo de efectos provocaba la complicidad del espectador, que quedaba preso en las redes de su montaje. Ya en 1926, en El vengador (The logder), una película muda, se basa en gran medida en una sucesión de efectos. Los espectadores intuían que alguien estaba detrás de las cámaras construyendo ficción para que ellos obtuvieran sensaciones. El truco más conocido de la película está destinado a mostrar la angustia de una familia normal y corriente cuya tranquilidad se ve perturbada por los inacabables paseos del misterioso inquilino del piso de arriba. Hitchcock construyó un «sonido visual», al ser cine mudo, haciendo construir un suelo de cristal y rodando desde abajo para que se «vieran» los pasos del asesino.

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