18 de mayo de 2010

EL SILENCIO DE LAS SOMBRAS

Siempre he pensado que lo grandioso del séptimo arte es la posibilidad de contarnos historias aderezadas por un espectáculo visual que en ocasiones solo hemos podido soñar o simplemente ni siquiera nuestra psique había sido capaz de imaginar.

La creatividad no solo fluye en la narrativa, sino en el planteamiento de la escenografía que acompaña la historia y que en muchas ocasiones, intensifica las emociones que puede crear en el espectador. Me refiero sobre todo al cine fantástico y de terror.
Las primeras películas de este género son todo un derroche de ingenio e imaginación a la hora de crear efectos especiales, teniendo en cuenta los recursos tan limitados de la época y que toda la atención se focalizaba en la escena, dando rienda suelta a la imaginación del espectador sobre el universo sonoro y los posibles diálogos, que ofrecía el cine mudo.
El primer metraje reconocido como del género de ciencia-ficción es el “Viaje a la Luna” (1902) de Georges Melies, irónicamente mago de profesión a quien le venden una cámara de cine como artefacto científico extraño, y quien idea filmar una historia fantasiosa inventando los primeros efectos especiales.


Y partiendo de cero en efectos visuales, crea una historia increíble para la época (cuentan que la primera vez que proyectaron la imagen de un tren en los primeros cines, el publico huyó despavorido pensando que iba a ser arrollado) usando telones pintados, el trampantojo, acuarios como filtros de imágenes submarinas, la doble exposición e incluso pintando a mano las diapositivas para conseguir sus trucos. En el rodaje de sus películas descubrió accidentalmente la técnica del "stop motion", es decir la filmación imagen por imagen que posteriormente será la técnica utilizada en filmes como "King Kong" (1933).

Más tarde, el cine expresionista alemán nos ofrecerá, todavía sin sonido, maneras de escenificar una historia sin color y con el simple uso de la iluminación y sus sombras como acompañante de tramas ya más elaborados e inquietantes.

Nos encontramos con una película muy interesante utilizando estos medios, junto con una puesta en escena muy peculiar, “El Gabinete del Doctor Caligari” de Fritz Lang en donde los escenarios son de una geometría y perspectivas imposibles en la realidad. Querían simbolizar la imagen de una pesadilla, como la representación del pueblo como ridículas casitas encaramadas una encima de otra, pared torcidas e inclinadas, que parecían caer al suelo algunas veces, o elevarse como si de figuras amenazantes se tratase, buscando suspense e inestabilidad. Los muebles son picudos y alargados. Las alturas y longitudes de techos, paredes y escaleras no podían aparentar nunca realismo y por lo general se disminuyó su tamaño respecto al de las personas y muchas de las sombras eran pintadas en el cartón piedra. Es otro ejemplo de cómo se creó un escenario “psicológico” con medios materiales muy básicos pero agudizando el ingenio.


Es en este tipo de cine cuando se empieza a representar las típicas escenas de crímenes proyectando solo la sombra amenazadora del personaje en acción, como en la famosa e inquietante “Nosferatu” de W.Murnau,antecesor del tan conocido personaje de Drácula, cuya larga y grotesca sombra lo predecía en sus ataques como si se tratara de una profecía maligna.

             Todo debe hacerse tan simple como sea posible, pero sin excederse en ello
 (A.Einstein)

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