A principios del siglo XX es cuando aparecen las primeras influencias de esta forma clásica nipona en la literatura occidental (principalmente en el mundo anglosajón), como un modelo a seguir en la búsqueda hacia una simplificación de la expresión. Fue así como los imaginistas intentaron, al menos en la forma, seguir el modelo Haiku en un intento de elaborar una poesía más objetiva, sin grandes elaboraciones intelectuales.
A parte de Benedetti, en la literatura hispana destacan autores como el mejicano Juan José Tablada, que encuentra en este tipo de poemas un personalísimo vehículo de expresión, como demuestra en su “poemas sintéticos”:
EL MURCIÉLAGO
¿Los vuelos de la golondrina
Ensaya en la sombra el murciélago
Para luego volar de día...?
Personalmente este tipo de poemas, confirma mi idea que la creatividad no solo radica en la creación de parafernalias y ficciones ornamentadas. Creo también en la importancia de la mirada creativa desde la visión del mundo simple y real en la que los detalles son el interruptor de ideas y reflexiones “fantásticas”.
Y como todos los artes se entrecruzan, el propio cineasta ruso Andrei Tarkovski, a menudo tachado de oscuro, define de forma apasionada el sentido último del haiku:
El lector de un haiku tiene que perderse en él como en la naturaleza, tiene que dejarse caer en él, perderse en sus profundidades como en un cosmos, donde tampoco hay un arriba y un abajo. Con solo tres puntos de observación, los poetas japoneses fueron capaces de expresar su relación con la realidad. No la observaron simplemente, sino que sin prisas y sin vanidades, buscaron su sentido eterno.
NOSTALGIA ("HAIKU VISUAL DE TARKOVSKY")
Y de repente, mi haiku espontáneo:
El sonido de las teclas
imagen de mis dedos bailando
para poder dejar escritas mis ideas
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